GALOPE LARGO

















A veces potro salvaje y desbocado…
… también el viento, compañero agudo,
viene a veces.

Hay un temblor de hojas,
rumor de árboles:
pone lumbre a los sentidos
y al corazón le pone alas
cuando presiente tu voz en la campiña,
tu impetuosa marcha de centauro.

Por ti se ensanchan
las entrañas de mi tierra,
dorado alazán que vienes
relinchando de día o de noche
y a galope largo.

Crines al viento, oleaje de la tarde
curvando su reciedumbre
en sus vaivenes.
En tus ojos profundos
de bosque en penumbra
¡Cómo imprime la Luna
su lámpara de cristal!
Eres salvaje y al mismo tiempo
suave potrillo que nunca tuve
en el desolado patio de la infancia.

Aunque la vida imponga sus reglas
yo te sigo adonde vayas…
y cuando a tu grupa vuelva la tristeza
¡Quién pudiera contenerte,
ay, vida y con qué bríos!
Si soy el viento, singular amigo,
que contigo aprendió la libertad.

                              (Cómplices; 2015)

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